Inteligencia
residual.
Poco,
como para resolver un conflicto complejo.
Otras dos personas muertas, de un modo horrible, que se suman a otras víctimas del conflicto, es la peor forma de que una sociedad fije su mirada en una contradicción violenta que lleva siglos. La primera pregunta sería qué hacer para que la violencia no siga escalando.
La
respuesta no es simple.
Puede
haber muchas maneras de aproximarse al tema como para tratar de entenderlo. La
más simplista parece ser, para ambos bandos en pugna, oponer violencia a la
violencia porque el resultado inevitable de ello será más violencia y eso es
precisamente lo que nadie quiere. Y lo primero debería ser que la Nación
Chilena reconozca que tiene entre manos un conflicto profundo; una violenta contradicción
con la Nación Mapuche.
Esa
es la raíz del vehemente conflicto: dos naciones que comparten y disputan
territorios.
Ante
estas situaciones lo que menos se necesitan son cabezas calientes y gatillos
rápidos, a simple vista lo que se requiere es cordura para dar paso al dialogo
y a la paz para todos; y el primer responsable de dar esas señas de
racionalidad y asertividad es quien encabeza a la sociedad: el gobierno.
Pero
parece que éste no está a la altura.
Parece
que al gobierno, o a algunos de sus integrantes, le gustan los juegos de guerra.
Lo malo es que ellos no son los que están en la primera línea de fuego y
quienes sufren las consecuencias de la violencia son otros y no ellos que están
cómodamente guarnecidos en sus oficinas
.
En
medio de la conmoción por el doble asesinato el gobierno entró en un frenesí
propagandero y facilista; repetir un concepto que no por repetirlo, casi con
histeria, se vuelve real pero que sí es funcional a su incapacidad de resolver
un conflicto que va muchos más allá de ser un tema de terrorismo.
En
medio de este arrebato resultan muy valiosas la postura y las palabras del
Presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Lorenzo Constans, quien hizo un
llamado a lo único que engendra paz; la conversación y el dialogo:
"Queremos reunirnos con las más altas autoridades, con todos los estamentos
sociales para buscar una solución de carácter permanente, con visión de futuro.
Llamamos a todos los actores sociales a encontrar una solución a través de una
mesa de trabajo que sea integral e inclusiva".
Éste
parece ser el camino.
No
estamos enfrentados a un fenómeno terrorista, eso es lo que al gobierno le
acomodaría para justificar los escasos recursos de inteligencia política –y no
de inteligencia residual militar- de la que quiere echar mano para enfrentar la
situación. Estamos, como Nación, desafiados hace siglos a resolver pacífica y
humanitariamente un conflicto histórico, jurídico, cultural y social.
Por
cierto el actual gobierno no está sólo en la discapacidad de resolver el tema,
en realidad, responde a lo que ha sido la actitud histórica de la clase
política chilena que no ha sido capaz o, simplemente, no le ha interesado
resolver el conflicto. La clases política chilena, es la gran responsable
porque, teniendo los medios, el poder y la responsabilidad de resolver la
contradicción, no lo han hecho haciéndose de alguna manera cómplices de la
violencia y su secuela de muerte.
Tampoco
es muestra de racionalidad o cordura dejarse llevar por la emocionalidad y
tratar de dividir a la sociedad entre buenos y malos y pretender que todos se
sumen al frenesí. El fácil recurso de decir que si no estás conmigo estás en mi
contra, es una añeja fórmula de totalitarismo y pereza mental. Hay que forzar
un poquito más las neuronas para que todos hagamos fuerza en la búsqueda de una
salida pacífica a la contradicción.
No
basta con gritar ¡Terrorismo, terrorismo!, para justificar el aumento de la
militarización de un conflicto que se resuelve de otra manera. Resultaría
lógico que sea la razón y la inteligencia la que prime a la hora de ponerse a
trabajar para, de verdad, hacer frente a la situación.
Reaccionar
con la cabeza caliente, los gatillos rápidos o la inteligencia residual parece
poco para resolver un conflicto que, por su complejidad, merece mejores
respuestas.